Así es la actividad de Huerto que Arep imparte en el colegio Mestre Gibert.

A pesar de los progresos sociales de las últimas décadas, ya sabemos que hablar de salud mental no siempre es fácil: el estigma continúa existiendo y a menudo evitamos referirnos en el tema o nos cuesta encontrar las palabras adecuadas. ¿Qué podemos hacer para hablar de salud mental con niños y niñas y contribuir así a romper el ciclo del estigma, cuando a la gran mayoría de personas adultas nadie nos habló de ello durante la niñez?

La actividad de huerto se caracteriza por usar las plantas como medio para el aprendizaje de valores. Desde el momento en que plantamos una semilla, estamos creándonos unas expectativas de cómo será nuestra planta, pero su crecimiento requerirá de un esfuerzo por nuestra parte y estará condicionado por circunstancias externas que no podemos controlar. Sergio Pintado, que imparte la actividad junto con personas usuarias de Arep, utiliza los errores prácticos de este proceso para hablar de conceptos como la frustración. Al mismo tiempo, cuando presenta a las personas usuarias que lo acompañan en la actividad al alumnado de la escuela, lo hace sin referirse de entrada al hecho que tienen una enfermedad mental, sino que establece paralelismos con situaciones cotidianas. De este modo, se favorece un acercamiento natural de los niños y niñas a la idea de la salud mental, poniendo el foco en las experiencias derivadas de la propia actividad y de la interacción humana en lugar de usar la explicación teórica.

Los niños y niñas empiezan a formar parte de la actividad en tercero de primaria, y es en cuarto cuando, en grupos de cuatro o cinco, aprenden la morfología de las plantas y se llevan a casa el esqueje que han plantado en la escuela. Uno de los talleres consiste en fabricar un sistema de autoirrigación con una botella de plástico reciclada.

Por su parte, el nexo de unión del colegio y Arep es el programa transversal de jardinería, a través del cual las personas usuarias se reparten el trabajo para cuidar todas las plantas del colegio Mestre Gibert, excepto unos árboles grandes de los que se encarga el Ayuntamiento.

En el video podemos escuchar a Sara Fernández y Gemma Rué, maestras de la escuela, hablando de la respuesta que observan en el alumnado y de cómo todo el mundo puede ganar y aprender en este intercambio.